Investigación

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Las experiencias religiosas hacen parte de la vida de los seres humanos, corresponden a su sentido de trascendencia y de búsqueda del sentido de la vida tanto a nivel individual como a nivel comunitario.

El resultado de las experiencias religiosas y éticas pueden ser consideradas fuentes inspiradoras de principios y lineamientos éticos que estimulan el comportamiento y animan al empeño ético en una familia, en una comunidad particular o en la interacción social de una cultura determinada o, al contrario, son inquietantes estados de desconcierto y desubicación en la vida que afecta no únicamente en el plano personal, sino que alcanza a involucrar los espacios vitales de familia y sociedad.

La búsqueda insaciable de lo religioso, la experiencia del ambiente estudiantil, las experiencias religiosas de los universitarios y el compromiso de algunos con su experiencia particular dentro de la pluralidad de movimientos religiosos de la actualidad, han incitado, en el buen sentido de la palabra, a abordar la investigación sobre la experiencia religiosa de los estudiantes de la Institución Universitaria CESMAG y su incidencia en el comportamiento ético.

Esta investigación se aproxima a las fuentes a través de dos talleres: Reportaje a Dios y Origen de la vida; además la aplicación de una encuesta a un grupo representativo de 515, estudiantes quienes contribuyeron desde su cosmovisión y realidad personal.

Las diversas experiencias encontradas en un ámbito de pluralidad de creencias, permiten comprender lo significativas que son las experiencias religiosas y la capacidad motivadora que poseen para el empeño ético de las personas y la opción por los valores haciendo evidente el lazo de unidad que hay entre la motivación, la afectividad y el empeño ético.
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Las experiencias religiosas.

Las experiencias cumbres se caracterizan porque tocan el fondo de la existencia de ser humano donde el universo viene percibido como una totalidad. La percepción que se hace de él es ego trascendente, no egoísta para reforzar el propio yo en su valor interno; el mundo se percibe bello, bueno, deseable y con valor; lo más importante es el descubrimiento de los valores, de la existencia que corresponde a los valores espirituales o religiosos, todo esto se ve manifestado a través de la alegría.

Se producen emociones como: admiración, miedo, temor, humildad, abandono y adoración.

Se desbloquean las defensas y se producen sanaciones, un estado de empatía que produce facilidad para acoger, tolerar y perdonar.

¿Qué es una experiencia religiosa?

Uno de los primeros aspectos a tener en cuenta es el de entender el significado de la experiencia; puede decirse que consiste en el «éthos», es decir, "el modo o forma cómo vivimos la realidad de forma inmediata consciente, la manera particular cómo existimos en el mundo y el modo cómo el mundo se da en nosotros” . La experiencia como tal produce un conocimiento que es vivo y práctico; es un conocimiento vital que se convierte en experiencia sabia que orienta la vida humana en búsqueda de un conocimiento mayor que es trascendental y que ayuda a interpretar la realidad y la historia:

La experiencia humana en general y la experiencia religiosa no son dos mundos aparte. La buena pedagogía reclama que, reconociendo siempre que Dios puede revelarse libremente a través de caminos no programados e imprevistos, tomemos pie en la experiencia humana que los increyentes comparten con nosotros y estemos prestos a leer con ellos no sólo qué contiene, sino también hacia quién apunta .

La palabra «experiencia» tiene una gran riqueza de acepciones, que desbordan las de la palabra «experimento», característica de las ciencias «experimentales». El «experimento», propio de las modernas ciencias experimentales, conduce a la objetividad, que puede ser confirmada y reconocida por varios experimentadores independientes y puede repetirse tantas veces sea necesario:

En cambio, la «experiencia» que fundamenta la teología es necesariamente experiencia religiosa y viva, del teólogo. Es algo personal, inobjetivable e irrepetible (en cierto modo, semejante a la experiencia científica de Aristóteles). Sería por consiguiente muy confuso calificar de «experimental» a la teología. Hemos de introducir para ella un nuevo adjetivo «experiencial», que contenga la riqueza semántica de «experiencia» (como existe en inglés «experiential», diferente de «experimental») .

Cuando se trata de experiencia religiosa estamos hablando del compromiso que a nivel personal se establece con lo trascendental y este compromiso viene apoyado por la fe, la gracia y la acción del Espíritu.

Admitiendo que Dios… puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana a partir de las cosas creadas, podemos bien pensar que el compromiso que la existencia de Dios supone para nosotros, hace desembocar este camino de la razón en un verdadero acto de fe .

La experiencia religiosa tiene la característica esencial de ser eminentemente comunitaria, se vive en un pueblo, en una familia; se comparte con los otros a través del culto, los símbolos, los ritos y las experiencias sacramentales, según los esquemas propios de las religiones o los movimientos religiosos. Esas experiencias se viven en un contexto histórico que se verifica a partir de una tradición.

Nuestras experiencias religiosas han sido inspiradas, sin duda, por nuestros padres, nuestros formadores, y los sacerdotes o amigos religiosos que podemos haber contactado. Pero están también fundadas sobre los escritos de Santos Padres y sobre documentos litúrgicos y bíblicos, cuyos autores no hemos podido conocer personalmente .

La vuelta a la tradición y a la historia fortalece la identidad y permite una lectura nueva de la realidad actual sobre la que se aprecian nuevas formas de valoración y compromiso con la vida.

Particularmente la experiencia religiosa es el resultado de un contacto del sujeto con la realidad, con el mundo en el que tiene que interactuar y del que recibe una cantidad compleja de informaciones que dan identidad y forman al sujeto que las experimenta. La interacción del sujeto con la realidad está provista de elementos teóricos en el sentido de su abordaje y de una forma práctica en la manera cómo se vive esa experiencia tanto a nivel individual como a nivel grupal o comunitario. "Si hacemos algo malo hay una vocecita profunda que nos dice que eso está mal ese es Dios y si hacemos algo bueno en todo nos irá bien” . Para el caso que nos ocupa es importante entender que la experiencia religiosa tiene que ver con la dimensión sociocultural, y en ese sentido:

Cada experiencia la insertamos en unos contextos y formas de experiencia más amplios que nos proporciona la sociedad y la cultura en la que estamos insertos (especialmente por el lenguaje que traduce la memoria de una experiencia ancestral). La experiencia entraña tradición y pasado pero también se vive en el presente y está abierta al futuro. El presente y la visión del futuro pueden poner en cuestión las experiencias pasadas, sin eliminarlas necesariamente. Por otra parte, la experiencia junta a un elemento que es pasivo, recibido, otro que es activo, práxico .

Además, está estrechamente unida a la experiencia con el Trascendente. "La experiencia religiosa consiste en reconocer, acoger y consentir a este Dios insistente a través de la fe en Él. Cuando se produce este encuentro, Dios se torna «real» para esta persona. Dios empieza a ser Dios en su vida” .
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