Psicoespiritualidad

Psicología

El mundo de las emociones que son como lo define  la RAE la "alteración de ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática” (2014), estas son parte del equipaje vital del ser humano y a través de ellas se expresan y viven las formas y los estilos de vida.

Espiritualidad

Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda.
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.


Santa Teresa de Jesús

DE LAS EMOCIONES Y SU IMPORTANCIA EN LA ÉTICA

Las emociones que son como lo define  la RAE la "alteración de ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática” (2014), hacen parte del equipaje vital del ser humano y a través de ellas se expresa las formas y los estilos de vida; juegan un papel importante las emociones a la hora de regular y autorregular, de compartir y convivir con los demás y especialmente en la construcción de ciudadanía en un ambiente caracterizado por la globalización.

La estructura fisiológica y la funcionalidad de la emoción, ayudan en la construcción del proyecto personal de vida y se interesa por el cuidado y la preservación del yo que además de autoconstruirse en la dinámica del encuentro social, del aprendizaje en contexto y de la relación con los demás a partir de un complejo mundo de relaciones entre el pensamiento, la acción y la orientación de la misma le permiten el autocontrol y la capacidad de transformación tanto a nivel  personal y como a nivel social.

Las emociones juegan un papel muy importante en la vida y la relación de las personas, a tal punto que "(…) vivimos en y mediante nuestras emociones” (Solomon, Ética emocional, p. 26); todas las relaciones interpersonales, la estructura de la personalidad y la construcción del  propio "yo” se hacen a partir de la experiencia emocional, del encuentro cotidiano con los otros, dela interacción con el mundo, con el contexto vital y existencial a lo largo y ancho del proceso de desarrollo humano. Así por ejemplo: ira, felicidad y alegría entre otros estados  emocionales son parte de nuestro equipaje biopsicológico y están presentes en el diario vivir; hacen parte de la arquitectura básica de nuestra vida .

También las emociones profundas, aquellas que están inscritas en nuestro patrón genético y que emergen de los impulsos innatos para traducirse en respuestas alas necesidades de supervivencia se traducen en comportamientos actitudinales merecedores de juicios de valor en contextos socioculturales precisos y determinados por el proceso de desarrollo sociocultural.

En lo más íntimo de su naturaleza, las emociones tienen la capacidad y el arte de transformar la vida individual y social; muchas veces de una forma radical cambiando la estructura esencial y la circunstancial; su poder mágico es insostenible en cuanto puede producir mucho bien a nivel personal y social pero a la vez también pueden estar generando grandes males; "(…) las emociones propiamente dichas (repugnancia, miedo, felicidad, tristeza, simpatía y vergüenza) apuntan directamente a la regulación vital a fin de evitar peligroso ayudar al organismo a sacar partido de una oportunidad, o indirectamente al facilitar las relaciones sociales” (Damasio, En busca de Spinoza, 2005, p. 21).

Las emociones conducen por supuesto a descubrir el sentido, la importancia y valor de  nuestra propia vida, mucho mejor si las articulamos con nuestra inteligencia y sensatez lo que implica pensar en la construcción de una cultura emocional, en la educación de nuestras emociones oa lo mejor en potenciar desde los procesos de aprendizaje la capacidad deorientarlas para mejorar las condiciones socioculturales de las comunidades proporcionando "(…)un medio natural para que el cerebro y la mente evalúen el ambiente interior y el que rodea al organismo” (Damasio,En busca de Spinoza, 2005, p. 28) detal manera que incentive y fortalezca  la capacidad adaptativa.

Las emociones siendo parte constitutiva de la arquitectura neurológica de los seres humanos, no serán indiferentes en la construcción de la propia identidad, de la cultura y de las relaciones sociales en la costosa tarea de hacernos más humanos en la travesía evolutiva del mejoramiento de los seres vivos y especialmente en el complejo ámbito del desarrollo sociocultural del género humano.

Las emociones en ese sentido, aparecen como estrategias que embellecen el comportamiento del ser humano proporcionándole la posibilidad de la diferencia y entendiendo que éste,  es capaz de producir actos buenos y que además de ser esos actos buenos, deben ser esencialmente bellos en la medida que son producto de la racionalidad y la sensatez como canales visibles y transparentes por donde fluye también la emocionalidad. Así entendidas las emociones, evalúan las interrelaciones de los sujetos y los objetos incluso con el pasado "(…) el aparato de las emociones evalúa de forma natural, y el aparato de la mente consciente coevalúar acionalmente” (Damasio, En busca de Spinoza, 2005, p. 28). Evaluar y coevaluar  permiten incluso controlar y modular las respuesta emocional, lo que implica entender la dinámica orientativa que estas pueden dar al comportamiento actitudinal humano.

Es justo pensar, de otra parte, que los comportamientos actitudinales no sólo son fruto de la normatividad existente en las costumbres o los acuerdos sociales, producto de elaboraciones y reflexiones racionales sino también la vivencia de emociones que contribuyen, con su "(…) inteligencia sui generis, que es definitiva a la hora de afrontar el problema del sentido de la vida tanto personal como comunitario” (Villamil, 2011, p. 4), a decidir y orientar la toma de decisiones, evaluar o juzgar a lo mejor cada una de las acciones a partir de principios, de normas reconocidas por la sociedad fruto de consensos, de compromisos, de leyes y de pactos sociales apropiados para la convivencia. 

La articulación de los pensamientos, las acciones y el comportamientos humano serán el resultado de una estrecha armonía en procura de la búsqueda de la mayoría de edad es decir de una verdadera autonomía moral; lo que quiere decir que esa autonomía o mayoría de edad no se podrá alcanzar si no se cuenta con las emociones como equipaje de la vida o como expresionas propias de la condición humana y que ayudan a apropiarse y asumir con mayor compromiso las normas y las costumbres como los principios que orientan la convivencia social y regulan los comportamientos individuales generando escenarios armónicos, espacios saludables de vida y de convivencia.

En esta dinámica de profunda implicación ética de las emociones es  oportuno preguntarse ¿Qué es eso de las emociones? ¿En qué consisten? ¿De qué manera influyen y conviven con  la ética y la moral? ¿Cómo se articulan en medio de la cultura y el comportamiento actitudinal de una persona? Estas y otras preguntas emergen inmediatamente al proponerse una ruta que permita comprender la cercanía y urgencia de tener una mirada integral que articule la comprensión entre las emociones como experiencias vitales de los sujetos y sus acciones pensadas, juzgadas y realizadas ética y moralmente en el horizonte de la cultura.

Las emociones son por su naturaleza "(…) complejas colecciones de respuestas químicas y neurales que conforman un patrón. Todas cumplen un papel regulador, destinado de una manera u otra a crear circunstancias ventajosas para el organismo que presenta el fenómeno”(Damasio, Sentirlo que sucede, 2000, p. 67) y al que le ayudan a la supervivencia.

Es claro que la mirada fisiológica y neurológica de las emociones puede situarnos en un plano reductivo y determinista y en esas circunstancias minimizar quizá la responsabilidad que las personas tienen en la orientación correspondiente al punto de dejarlas en el ámbito puramente instintivo e inconsciente en donde el aporte a la conciencia moral y ética queda en un estado abundante de fragilidad.

Hacerse cargo de las propias emociones es entender que se es, agente transformador de la historia capaz de tener conciencia crítica delos propios actos y dejar de considerarse "(…) pacientes de fuerzas desconocidas e incontrolables” (Villamil, 2011,p. 19).

La consideración de la intencionalidad que es lo que permite reconocer la interacción con los demás es la que ayuda a valorar la importancia de la emoción en la toma de decisiones, en la elaboración de juicios éticos y morales y la que permite comprender la importancia de las emociones como fundamento del conocimiento moral y asegura el éxito de los seres humanos en la búsqueda del equilibrio, la armonía y la felicidad. La cultura es un escenario apropiado para el cultivo de valores y los aprendizajes en donde se construyen nuevos horizontes de comprensión y significado lo que implica ala vez que en ella se transformen o se altere "(…) la expresión de emociones otorgándoles nuevos significados” (Damasio, Sentirlo que sucede, 2000, p. 67).

Es menester recordar que una de las características propias de ser humano es sentir y tener conciencia de ese sentir, actuar y pensar sus propios actos, incluso los propios pensamientos; aún más enjuiciarlos.

Sise quiere ampliar el horizonte de comprensión sobre el sentir, sin lugar a dudas hay que reconocer que todos sienten; "(…) en el reino mineral, vegetal y animal en forma evolutiva. O sea, una piedra siente menos que una planta, esta a su vez menos que un animal….[estos] sienten con más intensidad y capacidad de diferenciación,… los humanos, como último eslabón de ella, poseemos el más completo conjunto de sentimientos a nuestra disposición, con la posibilidad de graduar sin intensidad a través de la represión” (Lange, 2001, p. 21).

Sentir y pensar es por supuesto, humano y quizá es la forma más clara y transparente de reconocer que estamos vivos y que interactuamos de una forma consciente e inteligente en un ámbito social compartiendo con otros en donde los sentimientos de dolor, de sufrimiento, de alegría son los apropiados para demostrar que tenemos un accionar positivo frente a la vida o que por el contrario se envenenan "(…) nuestras relaciones y nos dan una imagen falsa dela realidad que vivimos en cada momento” (Lange, 2001, p. 24).

Al preguntarse sobre ¿qué son las emociones? Inmediatamente se identifican como los "(…) hábitos hasta cierto punto aprendidos, pero también producto de prácticas y de repetición” (Solomon, 2007, p. 41); de otra parte si se observa en la cotidianidad las personas no se enfadan una sola vez, las acciones emocionales se repiten una y otra vez hasta el punto de convertirse en reacciones habituales en las que en muchas ocasiones es muy facil volverse adictos y dependientes.

La cultura contemporánea en sus ajustes y desajustes, suscrísis e inestabilidades, no está exenta de estas adicciones, es más las busca, las estimula de múltiples formas y maneras haciendo de ellas una nueva forma de expresión y de vivencia personal o comunitaria. Vale preguntarse, si además de buscarlas se las reconoce, se hace conciencia de ellas y se trata de manejarlasal punto de canalizarlas para establecer pautas comportamentales que conlleven aun bien vivir y de esa manera quiza cultivando las emociones  se determine "(…) las virtudes y los vicios que nos convierten en buenas o no tan buenas personas” (Solomon, 2007, p. 26).

Es oportuno para reconocer su importancia hacer la distinción con los sentimientos. Las emociones son "(…) manifestaciones conductuales bien claras y observables, [y] los sentimientos con el componente subjetivo de las emociones, o si se quiere, la porción mental de dichas emociones, a los cuales solo tenemos acceso mediante la comunicación verbal (Pascual, 2007, p. 55); los sentimientos representan la forma como se identifican las emociones o la forma en que se hace la representación mental de las mimas.

El ser humano está equipado de un sistema de respuestas inmediatas; a las emociones les corresponde una parte activa y fundamental de ese repertorio; con ellas están "(…) equipados para mantener la vida y la sobre vivencia” (Pascual,2007, p. 55), lo que indica que las respuestas emocionales que se dan tienen una programación genética, que hace parte del proceso evolutivo y en la que hay una profunda interrelación con la racionalidad del comportamiento actitudinal o con la herencia por cuanto son innatas y tienen la función de sobrevivencia pero también hay otras que "(…) se aprenden desde temprana edad, que ciertamente tienen sus raíces o elementos en las emociones innatas” (Pascual, 2007,p. 56) lo que deja claro que las bases del comportamiento es decir la arquitectura biológica de las emociones no se puede entender sin la influencia de los contextos vitales, de los principios y la racionalidad humana. A la horade evaluar y tomar decisiones, la racionalidad tendrá que contar con la fuerza transformadora de las emociones.

Referencias 

Damasio, A. R. (2000). Sentir lo que sucede. Cuerpo y emoción en la fabrica de la consciencia. Santiago de Chile: Editorial Andres Bello.

Damasio, A. R. (2005). En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y de los sentimientos. (J. Ros, Trad.) Barcelona: Crític, S.L.

Lange, S. (2001). El libro de las emociones. Siento luego existo. Madrid: Editoral EDAF, S.A.

Pascual, R. (2007). Las neurociencias como la filosofía contemporánea. México: Kindle Editions.

RAE. (2014). Real academia española. (A. d. Española, Productor) Recuperado el 9 de Diciembre de 2016, de Diccionario de la lengua española: http://dle.rae.es/?id=KeeuMYG

Solomon, R. (2007). Ética emocional. un ateroía de los sentimientos. (P. Hermida, Trad.) Barceola: Ediciones Paidós Ibérica S.A.

Villamil Pineda, M. A. (Junio-diciembre de 2011). Emociones y ética: aportes al desarrollo de una ética integral. Franciscanum, LIII(156).
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